Me levanto amanecido
sorprendido de tu espanto
y el gemido sobre llanto
es un canto estremecido,
como santo convencido
de tu juego que entregaste
y del ruego no paraste
me callaste con tu fuego
y acertaste no lo niego,
a mí ciego me dejaste.
La cerveza fue testigo
y lo digo con certeza,
no mendigo la simpleza
de rareza estoy servido,
no es bajeza lo vivido,
animada con salero
y excitada en el trastero,
fui velero en marejada
y torero de picada
con entrada de portero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario