Dame un respiro mujer
que el agua se está agotando,
de tanto meneillo
conmigo estás acabando.
De noche y de día
tú dale que te pego,
que hay que llenar los cántaros,
que hay que poner el riego.
Me tienes siempre enchufado,
nunca me das reposo
y cuando intento escaparme
me dices: -Ven para aquí, hermoso.
Pues ya conoces el camino,
tápame bien la grieta
y no me la dejes floja,
tú ahínca y aprieta.
Que como venga mi marido
y no hayas terminado el trabajo,
te prometo por el agujero
que vas a caer muy bajo.
Escúchame mujer,
es que no me das respiro,
que si la lavadora, que si el perrito,
te juro que me las piro.
Dos días llevo aguantándote
y tú siempre encima mío,
termino el trabajo de noche
y tengo otro para el rocío.
Qué yo soy panadero
no fontanero con brío,
que a mí los cruasán me salen
de vez en cuando según el gentío.
Pero a ti a todas horas
¡Pobre de tu marido!
Que tiene los cuernos más grandes
que los miuras que he conocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario