¡Oye Jacinta!
Me estoy haciendo viejo,
con lo bien erguío que tenía tó
y ahora, solo veo pellejo.
Pero si siempre has estao arrugao
nunca has tenío ná subío,
ni siquiera la bandera,
pobre conejito mío.
Eso es culpa de la gravedad
que con mi cuerpo ha podío,
pero tu sabes mujer
que yo estoy bien servío.
De eso no tengo dudas
pero no es buena tu casta,
porque siempre te has quedao
con la esfinge a media asta.
No me eches la culpa de tó
que parte de ella tienes,
puée cuando empieza la fiesta
te vas y al ratito vienes.
Al principio me dijiste si era minero
si entendía de perforaciones,
que tenías que hacer arreglillos
bien hechos y en condiciones.
Y cuando vistes la barrena
con tóo su poderío,
echaste a correr chiquilla
por tóo el caserío.
Pero al final viniste…
Y con gusto la probaste,
pero me dejaste mu claro
que solo la mitad,
pa que no se desgaste.
Y desde entonces ahí la tienes
como ves…, a media altura,
¡Tienes el piquito mu grande
al contrario que tu abertura!